Desde el pasado Diciembre se esta desplegando en España las nuevas cuentas de Instagram para adolescentes y, a pesar de no ser su target, no paran de salirme banners, videos contando sus bondades e invitaciones a probarlo. Menos mal que a mis hijos les queda un buen puñado de años hasta adentrarse en el truculento mundo de las redes sociales. Algo que intentaré retrasar lo más posible, aun a sabiendas de que puede ser una batalla que libre en clara minoría.
A pesar de haber sido presentadas en USA en Septiembre, el despliegue progresivo ha retrasado su llegada a España. El modo adolescente de Instagram se activará en aquellas cuentas que tengan correctamente fijada la fecha de nacimiento de sus propietarios y sean menores de 16 años. En aquellas cuentas que se creen a partir de ahora, se aumentarán las medidas de verificación automática de edad. Algo que era deseable hace mucho tiempo.
A grandes rasgos, las cuentas en modo adolescente aumentan el control parental sobre la configuración por defecto de la cuenta. Se activa el modo privado y solo se pueden poner en contacto con ellos personas a las que siguen o ya estén en contacto previo.
El tipo de contenido al que pueden acceder queda también restringido. El modo descanso desactiva los mensajes y las alertas entre las 22:00 y las 07:00 de la mañana y se envían recordatorios diarios sobre el tiempo de consumo.
Cualquier cambio que los adolescentes intenten realizar en estas configuraciones, debe contar con la aprobación parental. Los padres podrán también aumentar o disminuir el nivel de restricción de manera remota. Aquellos papiteks que quieran involucrarse más, pueden activar la función de supervisión y obtener información sobre las personas que hablan con sus hijos, comprobar los temas que miran y añadir restricciones horarias más precisas.
Estas medidas son bienvenidas, y responden a una creciente preocupación por el impacto de las redes sociales, con Meta a la cabeza, en la salud mental de los adolescentes. En mi opinión, algunas de las medidas son más estéticas que efectivas, pues pretenden poner puertas al campo; aun así, es bueno que el imperio de Zuckerberg empiece a asumir responsabilidades en el diseño de sus aplicaciones.
Es deseable que deje de escurrir el bulto en cuanto a la validación de edad se refiere, puesto que no resulta creíble con los últimos avances en reconocimiento facial e IA, que no sean capaces de implementar mejores sistemas de detección automática. Estamos en un mundo donde pueden saber todo de nosotros con un simple pestañeo de nuestros ojos.
Otro punto oscuro es el uso del algoritmo. Meta no parece haberse pronunciado al respecto, pero sería recomendable que los designios que dicta a los más jóvenes no sean los mismos que a los adultos.
Existen multiples ajustes que se pueden hacer para afrontar algunos de los puntos más negros de la red social: violencia, promoción de prácticas peligrosas para la salud, perpetuación de estereotipos e hiper-sexualización.
Por no hablar de mejorar la transparencia y evitar jugar con la atención de los chavales a golpe de dopamina.
Sea como sea, es un buen momento para que todos los papiteks con hijos que usan Instagram inviertan tiempo en configurar el modo de cuenta y aprender a manejar sus funciones. No debemos olvidar que las redes sociales son una herramienta que requiere un esfuerzo para asegurar un manejo seguro y cierto grado de control para evitar sustos.